Durante treinta años estuve absolutamente convencida de que no sabía dibujar. La idea de convertirme algún día en ilustradora de libros infantiles ni siquiera se me pasaba por la cabeza. El arte era algo que hacían otras personas: las naturalmente talentosas, las que llevaban dibujando desde que podían sostener un lápiz. Yo no era ese tipo de persona. Era la que hacía monigotes en los márgenes de las reuniones y pensaba que ese era mi techo artístico. Entonces, una tarde, cuando tenía 30 años, cogí por impulso un set de acuarelas. Tal vez fue curiosidad, tal vez aburrimiento, tal vez algo dentro de mí necesitaba una salida que no sabía que me faltaba. Pinté algo sencillo, nada extraordinario, pero algo cambió. Se abrió una puerta. De repente me quedaba despierta hasta las dos de la madrugada viendo tutoriales en YouTube. Hacía todos los cursos online que encontraba. Probaba técnicas, fracasaba estrepitosamente y volvía a intentarlo. La chica que “no sabía dibujar” se enamoró perdidamente de crear. El salto a la vida profesional Cuando me mudé al norte de España decidí dar un paso que me aterraba:¿podría realmente ganar dinero con esto que amaba? Empecé a crear ilustraciones para bancos de stock: personajes kawaii, elementos encantadores, gráficos dulces. Esas primeras ventas se sintieron como magia pura. Las suficientes para registrarme como autónoma, pagar impuestos y construir algo real a partir de un hobby nocturno. Ahora puedes encontrar mi trabajo en Canva, Shutterstock, Adobe Stock y Etsy. Es extraño y maravilloso saber que mis ilustraciones viajan por el mundo, se usan en proyectos de personas a las que nunca conoceré y se convierten en pequeñas piezas de sus ideas. El stock me enseñó muchísimo: a trabajar de forma profesional, cumplir plazos y entender qué hace que una ilustración sea comercial. Pero, sobre todo, me dio confianza. La prueba de que quizá sí podía hacer aquello que alguna vez creí imposible. La atracción por las historias He descubierto algo sobre mí: soy inquieta, de la mejor manera.Siempre estoy experimentando con estilos y técnicas, sin quedarme quieta. Algunos días trabajo con estilos planos y minimalistas; otros, me atraen los enfoques con textura y detalle. Adoro la estética kawaii, pero también me fascinan estilos más sofisticados. Y cada vez me siento más llamada por el trabajo narrativo, en concreto, la ilustración infantil. Hay algo en crear una secuencia que cuenta una historia a través de las páginas que me atrapa de una forma que una ilustración suelta no hacía. La idea de desarrollar personajes con los que los niños se encariñen, crear mundos a los que quieran volver e ilustrar historias que se vuelven parte del ritual de ir a dormir… se siente significativo de otra manera. Sueño con ilustrar álbumes ilustrados: historias con lecciones suaves, personajes entrañables y esa magia particular que hace que los momentos ordinarios parezcan especiales. Quiero crear ilustraciones que hagan que los niños señalen la página y digan “¡otra vez!” cuando el cuento termina. Crear en los márgenes Hoy dibujo en las horas silenciosas mientras mi hija pequeña duerme la siesta.Cada momento con la tableta es precioso tiempo “robado” en el que puedo verter creatividad en nuevos mundos y posibilidades de cuento de hadas. Ser madre cambió mi mirada sobre la ilustración infantil. Entiendo íntimamente qué capta la atención de un niño pequeño, qué le reconforta y qué alimenta su imaginación. Sé qué libros mi hija pide una y otra vez y qué ilustraciones la hacen detenerse y mirar de verdad. Esta perspectiva guía ahora todo lo que creo. Pienso en los niños que algún día podrían sostener un libro que haya ilustrado, en los padres que tal vez lo lean en voz alta por centésima vez, en cómo la imagen adecuada puede hacer que una historia cobre vida en la mente de un niño. Lo que me gusta ilustrar Me atraen especialmente: Mi estilo tiende a lo dulce y juguetón, con paletas suaves y personajes expresivos. Sigo evolucionando, descubriendo qué es lo que se siente más auténticamente “mío”. Lo que estoy buscando como ilustradora de libros infantiles Busco oportunidades para trabajar en proyectos de libros infantiles, con autores que necesiten su primera ilustradora o con pequeñas editoriales que estén construyendo su catálogo. Sé que aún estoy encontrando mi voz en la narración visual, pero aporto fiabilidad, profesionalidad (de años de trabajo comercial), entusiasmo genuino y el compromiso de servir primero a la historia. Si eres autor con un manuscrito que necesita ilustraciones, o editor en busca de talento fresco dispuesto a crecer con tus proyectos, me encantará hablar contigo. Estoy abierta a colaboraciones, lista para aprender y emocionada por crear libros que importen a los lectores más pequeños. Avanzando Si mi trabajo resuena contigo y buscas una ilustradora que ponga verdadero cariño en tu proyecto, escríbeme. Prometo dedicación, comunicación abierta e ilustraciones creadas con oficio y corazón. Gracias por leer mi historia. Ojalá sea solo el principio de la nuestra.